The true Holy Grail of Jesuscrist Las Supper is in Valencia (Spain)


Existen buenas razones para sostener que el Santo Cáliz de Valencia es auténtico. De hecho, los distintos investigadores que se han ocupado de su estudio se han pronunciado en favor de su autenticidad.

Del año 1736 es el primer estudio sobre la reliquia, efectuado por el presbítero D. Agustín Sales bajo el título de Disertación histórica crítica y expositiva del Sagrado Cáliz en que Cristo Señor Nuestro consagró en la noche de la Cena, el cual se venera en la Santa Metropolitana Iglesia de Valencia. En 1914 D. José Sanchis y Sivera publicó un trabajo titulado El Santo Cáliz de la Cena (Santo Grial) venerado en Valencia. De gran interés para conocer el itinerario del Santo Cáliz por las tierras de Aragón es el estudio denominado El Santo Grial en Aragón, publicado por D. Dámaso Sangorrín en 1927. En 1952 se publicó la primera edición del libro de D. Juan Ángel Oñate Ojeda sobre El santo Grial, cuya tercera edición apareció el año 1990. En 1960 se publicó el libro Estudio sobre el Santo Grial de la Catedral de Valencia, de D. Antonio Beltrán, Catedrático de Arqueología de Zaragoza. En el año 1994 el profesor Don Manuel Sánchez Navarrete efectuó un completo estudio sobre el Santo Cáliz, bajo el título de El Santo Cáliz de la Cena, en el que concluía la autenticidad de la reliquia. En 1999 fue el profesor de Ética y Sagrada Escritura del Centro Universitario Francisco de Vitoria de Madrid, Don Salvador Antuñano Alea, el que estudió la reliquia en su libro "El Misterio del Santo Grial. Tradición y leyenda del Santo Cáliz", obra en la cual se sostiene que la reliquia es verdadera. Y, finalmente, y ya en los comienzos del siglo XXI, otros dos investigadores, esta vez extranjeros, el alemán Michael Hessmann y la norteamericana Janice Bennett, han escrito sendos libros en los que concluyen que el de Valencia fue el Cáliz utilizado por Cristo en su Última Cena. En octubre de 2008 ha aparecido la edición española del libro de Janice Bennet, con el título San Lorenzo y el Santo Grial, la historia del Santo Cáliz de Valencia (Editorial Ciudadela).

Los días 7, 8 y 9 de noviembre de 2008 se ha celebrado en Valencia el I Congreso Internacional sobre el Santo Cáliz, lo que ha servido para que un grupo de investigadores de diferentes países y disciplinas hayan expuesto lo último que se conoce sobre esta reliquia. La conclusión principal de este Congreso ha sido que no se ha encontrado argumento alguno que impida mantener que el Santo Cáliz de Valencia es el utilizado por Cristo en la Última Cena.

REDIRECTING IN ENGLISH VERSION

http://www.catedraldevalencia.es/en/el-santo-caliz.php

http://www.catedraldevalencia.es/en/el-santo-caliz_lacapilla.php

http://www.catedraldevalencia.es/en/el-santo-caliz_historia.php

http://www.catedraldevalencia.es/en/el-santo-caliz_culto.php

http://www.catedraldevalencia.es/en/el-santo-caliz_la-real-hermandad.php

http://www.catedraldevalencia.es/en/el-santo-caliz_cofradia.php

lunes, 14 de junio de 2010

OFICIAL PAGE VALENCIA CATHEDRAL HOLY CHALICE CHAPEL


The Valencia Chalice

The cup depicted here by Juan Juanes in the late 16th century is the Chalice of Valencia.The other surviving Holy Chalice vessel is the santo cáliz, an agate cup in the Cathedral of Valencia. It is preserved in a chapel consecrated to it, where it still attracts the faithful on pilgrimage.

The piece is a hemispherical cup made of dark red agate which is mounted by means of a knobbed stem and two curved handles onto a base made from an inverted cup of chalcedony. The agate cup is about 9 centimeters/ 3.5 inches in diameter and the total height, including base, is about 17 centimeters/ 7 inches high. The agate cup, without the base, fits a description by Saint Jerome.[citation needed] The lower part has Arabic inscriptions.

After an inspection in 1960, the Spanish archaeologist Antonio Beltrán asserted that the cup was produced in a Palestinian or Egyptian workshop between the 4th century BC and the 1st century AD. The surface has not been dated by microscopic scanning to assess recrystallization.

The Chalice of Valencia comes complete with a certificate of authenticity, an inventory list on vellum, said to date from AD 262, that accompanied a lost letter of which details state-sponsored Roman persecution of Christians that forces the church to split up its treasury and hide it with members, specifically the deacon Saint Lawrence. It goes on to enumerate all precious items. The physical properties of the Holy Chalice are described and it is stated the vessel had been used to celebrate Mass by the early Popes succeeding Saint Peter.

The first explicit inventory reference to the present Chalice of Valencia dates from 1134, an inventory of the treasury of the monastery of San Juan de la Peña drawn up by Don Carreras Ramírez, Canon of Zaragoza, December 14, 1134: "En un arca de marfil está el Cáliz en que Cristo N. Señor consagró su sangre, el cual envió S. Lorenzo a su patria, Huesca". According to the wording of this document, the Chalice is described as the vessel in which "Christ Our Lord consecrated his blood". [2]

Reference to the chalice is made in 1399, when it was given by the monastery of San Juan de la Peña to king Martin I of Aragon in exchange for a gold cup. By the end of the century a provenance for the chalice can be detected, by which Saint Peter had brought it to Rome.

Pope John Paul II himself celebrated mass with the Holy Chalice in Valencia in November 1982, causing some uproar both in skeptic circles and in the circles that hoped he would say accipiens et hunc praeclarum Calicem ("this most famous chalice") in lieu of the ordinary words of the Mass taken from Matthew 26:27). For some people, the authenticity of the Chalice of Valencia failed to receive papal blessing.

In July 2006, at the closing Mass of the 5th World Meeting of Families in Valencia, Pope Benedict XVI also celebrated with the Holy Chalice, on this occasion saying "this most famous chalice", words in the Roman Canon said to have been used for the first popes until 4th century in Rome, and supporting in this way the tradition of the Holy Chalice of Valencia. This artifact has seemingly never been accredited with any supernatural powers, which superstition apparently confines to other relics such as the Holy Grail, the Holy Lance and the True Cross.


The "Santo Caliz of Valencia".In Saint Laurence and the Holy Grail, Janice Bennett gives an account of the chalice's history, carried on Saint Peter's journey to Rome, entrusted by Pope Sixtus II to Saint Lawrence in the third century, sent to Huesca in Spain when the Hispanic saint was martyred on a gridiron during the Valerian persecution in Rome in AD 258, sent to the Pyrenees for safekeeping, where it passed from monastery to monastery, in accordance with all the claims to former possession of the Chalice, and venerated by the monks of the Monastery of San Juan de la Peña. Emerging there into the light of history, the monastery's agate cup was acquired by King Martin I of Aragon in 1399 who kept it at Zaragoza. After his death, King Alfonso V of Aragón brought it to Valencia, where it has remained.


Bennett presents as historical evidence a 6th-century manuscript Latin Vita written by Donato, an Augustinian monk who founded a monastery in the area of Valencia, which contains circumstantial details of the life of Saint Laurence and details surrounding the transfer of the Chalice to Spain. The original manuscript does not exist, but a 17th-century Spanish translation entitled "Life and Martyrdom of the Glorious Spaniard St. Laurence" is in a monastery in Valencia. The main source for the life of St. Laurence, the poem Peristephanon by the 5th-century poet Prudentius, does not mention the Chalice that was later said to have passed through his hands.

In 1960 the Spanish archeologist Antonio Beltrán studied the Chalice and concluded: "Archeology supports and definitively confirms the historical authenticity". "Everyone in Spain believes it is the cup," Bennett said to a reporter from the Denver Catholic Register. "You can see it every day that the chapel is open."

La Historia del Santo Cáliz

Descripción material.
Está formado por la copa propiamente dicha, el pié y una estructura de oro con dos asas que los une. El conjunto mide 17 centímetros de altura y la copa propiamente dicha es de forma semiesférica, con un diámetro de 9 centímetros y constituída por ágata llamada cornerina oriental, de color rojo obscuro cuyo estudio arqueológico muestra que fué labrada en su taller de Palestina o Egipto entre el siglo IV a.c. y el primero de nuestra era. Debajo de la copa, están la vara, con su nudo, y las asas, todo ello de oro y con primorosos adornos burilados de gusto griego que demuestran gran antigüedad. El pie es, al parecer, de concha, reforzado con armadura también de oro, adornada con dos rubíes, dos esmeraldas y veintiseis perlas, en vez de las veintiocho que tenía antes, pues se perdieron dos. El rigor arqueológico obliga a observar que estos adornos fueron sobrepuestos en los siglos XIII a XIV.

El Santo Cáliz en tiempos de Cristo l.
Dicen los Santos Evangelios que, llegado el día en que había de sacrificarse el cordero pascual, Jesucristo se reunió con sus discípulos en casa del Padre de Familia, quien, según algunos comentaristas, era un noble y acaudalado varón llamado Chusa . Allí celebró la cena ritual de los judíos, tras la cual y, después de lavar los pies a sus discípulos, Jesús realizó la institución de la Eucaristía, para lo cual se proveyó de pan ázimo y de un cáliz.

El Santo Cáliz en los albores de la Cristiandad.
E ste Vaso de suma trascendencia no pudo ser olvidado tras la muerte del Redentor, tanto más cuanto los discípulos se reunieron varias veces en el Cenáculo. Así se explica de modo natural de el Santo Cáliz apareciese en Roma, llevado probablemente desde Jerusalem por San Pedro, cabeza de la Iglesia. Transcurrieron, pues, dos siglos y medio, durante los cuales el fervor de los cristianos no dejaría de posarse en reliquia tan singular y existen claros indicios de que el cáliz con que los pontífices de los primeros tiempos de la Iglesia celebraron la misa en el mismo que usó Jesus en el Cenáculo. Al cabo de dicho tiempo, el emperador Valeriano desencadenó una violentísima persecución contra el cristianismo, en la que pereció martirizado el Papa Sixto II. El Pontífice, antes de morir, entregó las reliquias, las alhajas y el dinero a su diácono Lorenzo, natural de Huesca, quien también fué martirizado, no sin que antes enviara a la ciudad natal el Cáliz de la Eucaristía acompañado de una carta suya. Ocurría todo ello el año 258 o, según algunos autores, el 261.

El Santo Cáliz en España.
I nsignes historiadores de Aragón hacen constar la permanencia de la preciadísima Copa en Huesca durante los subsiguientes siglos, hasta que, invadida España por los musulmanes, el obispo de Huesca, llamado Audeberto, hubo de abandonar, por el año 713, su sede episcopal para refugiarse, con los bienes que pudo salvar y, desde luego, con el Santo Cáliz, en la cueva del monte Pano donde vivía el ermitaño Juan de Atarés; lugar en que posteriormente se fundó y se desarrolló el monasterio de San Juan de la Peña; lugar en que surgió un núcleo de hombres esforzados que acometieron la reconquista contra los mahometanos.

La literatura grialica medieval.
Tuvo esta lucha caracteres épicos, que no dejaron de ser aprovechados para la creación literaria, ya que, según reputados historiadores de la literatura, constituyen el origen o la fuente de poemas tan célebres como los de Cristián de Troyes o Wolfram de Eschenbach , con su héroe Parceval o Parzival, que es posteriormente al Parsifal de Ricardo Wagner. En todos estos poemas hay un Vaso maravilloso, al que se denomina Graal o Grial y cuya relación con el Santo Cáliz es fácil comprender.

El Santo Cáliz durante el Medievo.
V olviendo a lo puramente histórico, es de mencionar el auto testificado de 14 de diciembre de 1134, documento donde se consigna que entonces se custodiaba en dicho cenobio de San Juan de la Peña el Cáliz en que Cristo consagró su sangre.
La portentosa reliquia, cuyo prestigio había brillado de manera tan evidente a través de los siglos, fué deseada por el rey de Aragón don Martín el Humano, quien, hallándose en Zaragoza, envió a San Juan de la Peña emisarios influyentes para que le obtuviesen el Vaso de la Ultima Cena. El documento de donación, que se conserva en Barcelona, fué otorgado en 26 de septiembre de 1399. En él se hace constar que el Santo Cáliz fué remitido desde Roma con una carta de San Lorenzo.

El Santo Cáliz en Valencia.
A partir de entonces, la reliquia tan adorable para toda la cristiandad fué custodiada en el palacio real zaragozano llamado de la Aljafería. De allí pasó, durante el reinado de don Alfonso el Magnánimo, al Palacio del Real, situado junto al río Turia, en la ciudad de Valencia, donde permaneció algún tiempo.
Habiendo muerto mosén Antonio Sanz, capellán mayor de la capilla regia, el rey de Navarra, don Juan, como lugarteniente de su mencionado hermano don Alfonso, dispuso, en 1424, que las reliquias y otras joyas guardadas en el Palacio del Real, pasaran, para mayor seguridad, a la sacristía de la Catedral. Con este fin se extendió en 18 de marzo de 1437 el correspondiente documento, autorizado por dignatarios y funcionarios, donde se describía "el Cáliz en que Jesucristo consagró la sangre el jueves de la Cena" .
Desde aquella fecha, ha seguido en aumento la devoción al prodigioso Vaso.
Durante mucho tiempo se guardó en el Aula Capitular nueva de la Catedral de Valencia, donde se le tributaba culto. Modernamente, ha sido expuesto en el Aula Capitular antigua, llamada ahora Capilla del Santo Cáliz , que es una estancia de noble arquitectura gótica. El mencionado recinto -construido en el siglo XIV- conserva el ambiente de pasados siglos, a lo que contribuyen diversos objetos de significación histórica allí conservados.