De toda la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, lo más trascendente es su libre aceptación por amor a la humanidad. Pero en su obra de Redención, derramando Su Sangre al inmolarse por ella, quiso Dios superar en su amor lo que las profecías habían predicho, quedándose a perpetuidad entre nosotros en cuerpo y sangre real y verdaderamente bajo las especies del pan y del vino, instituyendo en la noche del Jueves Santo la Eucaristía.
Por ello, podemos decir que Valencia conserva en su Catedral la reliquia más preciosa de la Pasión, la copa o cáliz donde Cristo bendijo el vino, convirtiéndolo en Su Preciosísima Sangre, que iba a ser derramada por nosotros, y ante el que se postró S.S. el Papa Juan Pablo II en Octubre de 1982, al visitar, por primera vez un Papa Reinante, nuestra Ciudad.
De la Historia del Santo Cáliz, podemos marcar dos épocas, la de la tradición oral, respaldada y no desmentida por la arqueología y la ya probada por documentación de la Cancillería Real de Aragón. Pero tenemos que hacer la observación de que el Santo Cáliz se compone de tres piezas diferenciadas.
I.- La copa o parte superior, es la que estuvo en la Mesa el Jueves Santo. Es de material de piedra Cornarina oriental. Arqueológicamente pertenece al siglo I a.C. y es del tipo que se usaba en los solemnes ágapes de la época.
II.- La base o pie, de material similar a la copa pero de inferior calidad. Es una naveta posiblemente del siglo X y lleva una inscripción árabe en caracteres cúficos y que dice "Li-Lzahirati" o sea "para el que da brillo" o bien "para el que resplandece".
III.- Nudo y asas, realizados en un trabajo finísimo en oro de los siglos XII o XIII, llevando engarzados en su base, que abraza la naveta y la une al nudo, 27 perlas, 2 belages y 2 esmeraldas (una de ellas posterior por la forma en que esta tallada).
Después de Pentecostés, los Apóstoles se esparcieron por el orbe cumpliendo el mandato de "Ir y predicar a las gentes", quedando en Jerusalén conservado por la Santísima Virgen y en el comulgaría cuando el amado, San Juan, celebrase con el la Eucaristía.
Posteriormente, al celebrarse la Ascensión de María a los Cielos, seria trasladado a Roma por San Pedro, primer Pontífice, y en el celebraron la misa los primeros Papas hasta el año 261 d.C. en que es martirizado, bajo la persecución de Valeriano, el Papa Sixto II. Al ser ley el que los bienes cristianos denunciados, se repartían, la mitad para el Cesar y la otra mitad para el delator, el Diácono del Papa, San Lorenzo, repartió los bienes entre los pobres y el Santo Cáliz lo envió a su patria, Huesca, con un legionario romano de Hispania para que lo escondiera, salvándolo así del expolió.
En Huesca se conservó hasta que la llegada de la invasión musulmana en el año 713 es llevado por el obispo Ancisclo a San Juan de la Peña, monasterio de las proximidades de Jaca en la fragosidad del Pirineo. Y allí, protegido por sus monjes, permanecerá mientras se inicia y se fortalece la Reconquista cristiana del Reino de Aragón.
En el año 1399 es solicitado y obtenido por el Rey Martín I el Humano, llevándolo al palacio de la Aljafería en Zaragoza. A la muerte de este monarca en 1410 y según consta en el inventario de bienes realizado en septiembre de este año, se encontraba en su palacio de Barcelona de donde es traído a Valencia por el Rey Alfonso V el Magnánimo que lo deposita en la Capilla del Palacio del Real.
Según la acta del notario Jaume Monfort del 18 de marzo de 1437, el Virrey e Infante D. Juan, hace entrega, en nombre de su hermano el Rey, del Santo Cáliz para su custodia a la Catedral de Valencia, habiéndose cumplido esos días el 550 aniversario de este hecho tan importante para los valencianos.
En estos cinco siglos y medio ha recibido el culto en la Catedral en los momentos de grandes solemnidades; a ello se debe a que siendo desde antiguo la costumbre de colocarlo con la forma en el Monumento del Jueves Santo, al reservarlo el Viernes Santo, 3 de Abril de 1744, se cayo de las manos del Preste D. Vicente Frigola Brizuela, rompiéndose la Santa copa, restaurándose inmediatamente, y ante testigos, por los plateros Luis Vicent y sus hijos Luis y Juan.
Desde su llegada a la Catedral valenciana, solamente ha salido de la Ciudad en cuatro ocasiones. La primera con motivo de la Guerra de Independencia, para salvarlo de la rapiña napoleónica, el 18 de Marzo de 1809 hacia Alicante, de donde regresó a fines de enero de 1810, volviendo a salir el 4 de Marzo siguiente a Ibiza, junto con el Santísimo Cristo del Grao, desde allí fue trasladado a Mallorca el 15 de febrero de 1812 de donde regreso definitivamente a Valencia el 25 de Septiembre de 1813. En este viaje fue acompañado en todo momento por el canónigo D. Pedro Vicente Calvo, que tuvo que ceder el relicario y joyas antiquísimas, de irrecuperable valor de la Catedral valenciana, se fundieran para pagar los gastos de la guerra contra el francés; cediendo en todo menos en el Santo Cáliz, del cual no se separaba ni de noche, negándose incluso a la demanda de los canónigos mallorquines de tenerlo en su Catedral.
Nuevamente salió el 21 de Julio de 1936, horas antes que fuera incendiada nuestra Catedral. La previsión del canónigo D. Elías Olmos Canalda hizo que se escondiera en el domicilio de Dª. Sabina Suey Banaclocha, sito en la calle de las Avellanas de nuestra Ciudad y trasladado posteriormente a Carlet de donde regresó el 9 de Abril de 1939.
Su antepenúltima salida fue en 1959 con motivo de la solemne conmemoración del XVII Centenario de su llegada a España, recorriendo triunfante las tierras de Aragón que durante siglos le había dado cobijo, recibiendo los honores de Capitán General. A su regreso, en la solemne procesión epilogal, fue portado el 7 de julio de dicho año en el Trono-Anda de Nuestra Hermandad.
En el verano de 1.994, visitó Huesca, Jaca y San Juan de la Peña, con motivo de un homenaje a Sancho Ramírez, segundo Rey de Aragón, que coincidió con el novecientos aniversario de la bendición, en Diciembre de 1.094, del Monasterio Románico fundado por él mismo, sobre lo que era la primitiva iglesia mozárabe.
Su ultima salida oficial, fue el 6 de abril de 1998, en la que visito los Poblados Marítimos de la Ciudad de Valencia, y en especial la Parroquia y feligresía de Cristo Redentor – San Rafael Arcángel, con motivo del 50 aniversario de la Hermandad del Santo Cáliz de la Cena, honor que esta Hermandad nunca podrá agradecer lo suficiente.
Por ello, podemos decir que Valencia conserva en su Catedral la reliquia más preciosa de la Pasión, la copa o cáliz donde Cristo bendijo el vino, convirtiéndolo en Su Preciosísima Sangre, que iba a ser derramada por nosotros, y ante el que se postró S.S. el Papa Juan Pablo II en Octubre de 1982, al visitar, por primera vez un Papa Reinante, nuestra Ciudad.
De la Historia del Santo Cáliz, podemos marcar dos épocas, la de la tradición oral, respaldada y no desmentida por la arqueología y la ya probada por documentación de la Cancillería Real de Aragón. Pero tenemos que hacer la observación de que el Santo Cáliz se compone de tres piezas diferenciadas.
I.- La copa o parte superior, es la que estuvo en la Mesa el Jueves Santo. Es de material de piedra Cornarina oriental. Arqueológicamente pertenece al siglo I a.C. y es del tipo que se usaba en los solemnes ágapes de la época.
II.- La base o pie, de material similar a la copa pero de inferior calidad. Es una naveta posiblemente del siglo X y lleva una inscripción árabe en caracteres cúficos y que dice "Li-Lzahirati" o sea "para el que da brillo" o bien "para el que resplandece".
III.- Nudo y asas, realizados en un trabajo finísimo en oro de los siglos XII o XIII, llevando engarzados en su base, que abraza la naveta y la une al nudo, 27 perlas, 2 belages y 2 esmeraldas (una de ellas posterior por la forma en que esta tallada).
Después de Pentecostés, los Apóstoles se esparcieron por el orbe cumpliendo el mandato de "Ir y predicar a las gentes", quedando en Jerusalén conservado por la Santísima Virgen y en el comulgaría cuando el amado, San Juan, celebrase con el la Eucaristía.
Posteriormente, al celebrarse la Ascensión de María a los Cielos, seria trasladado a Roma por San Pedro, primer Pontífice, y en el celebraron la misa los primeros Papas hasta el año 261 d.C. en que es martirizado, bajo la persecución de Valeriano, el Papa Sixto II. Al ser ley el que los bienes cristianos denunciados, se repartían, la mitad para el Cesar y la otra mitad para el delator, el Diácono del Papa, San Lorenzo, repartió los bienes entre los pobres y el Santo Cáliz lo envió a su patria, Huesca, con un legionario romano de Hispania para que lo escondiera, salvándolo así del expolió.
En Huesca se conservó hasta que la llegada de la invasión musulmana en el año 713 es llevado por el obispo Ancisclo a San Juan de la Peña, monasterio de las proximidades de Jaca en la fragosidad del Pirineo. Y allí, protegido por sus monjes, permanecerá mientras se inicia y se fortalece la Reconquista cristiana del Reino de Aragón.
En el año 1399 es solicitado y obtenido por el Rey Martín I el Humano, llevándolo al palacio de la Aljafería en Zaragoza. A la muerte de este monarca en 1410 y según consta en el inventario de bienes realizado en septiembre de este año, se encontraba en su palacio de Barcelona de donde es traído a Valencia por el Rey Alfonso V el Magnánimo que lo deposita en la Capilla del Palacio del Real.
Según la acta del notario Jaume Monfort del 18 de marzo de 1437, el Virrey e Infante D. Juan, hace entrega, en nombre de su hermano el Rey, del Santo Cáliz para su custodia a la Catedral de Valencia, habiéndose cumplido esos días el 550 aniversario de este hecho tan importante para los valencianos.
En estos cinco siglos y medio ha recibido el culto en la Catedral en los momentos de grandes solemnidades; a ello se debe a que siendo desde antiguo la costumbre de colocarlo con la forma en el Monumento del Jueves Santo, al reservarlo el Viernes Santo, 3 de Abril de 1744, se cayo de las manos del Preste D. Vicente Frigola Brizuela, rompiéndose la Santa copa, restaurándose inmediatamente, y ante testigos, por los plateros Luis Vicent y sus hijos Luis y Juan.
Desde su llegada a la Catedral valenciana, solamente ha salido de la Ciudad en cuatro ocasiones. La primera con motivo de la Guerra de Independencia, para salvarlo de la rapiña napoleónica, el 18 de Marzo de 1809 hacia Alicante, de donde regresó a fines de enero de 1810, volviendo a salir el 4 de Marzo siguiente a Ibiza, junto con el Santísimo Cristo del Grao, desde allí fue trasladado a Mallorca el 15 de febrero de 1812 de donde regreso definitivamente a Valencia el 25 de Septiembre de 1813. En este viaje fue acompañado en todo momento por el canónigo D. Pedro Vicente Calvo, que tuvo que ceder el relicario y joyas antiquísimas, de irrecuperable valor de la Catedral valenciana, se fundieran para pagar los gastos de la guerra contra el francés; cediendo en todo menos en el Santo Cáliz, del cual no se separaba ni de noche, negándose incluso a la demanda de los canónigos mallorquines de tenerlo en su Catedral.
Nuevamente salió el 21 de Julio de 1936, horas antes que fuera incendiada nuestra Catedral. La previsión del canónigo D. Elías Olmos Canalda hizo que se escondiera en el domicilio de Dª. Sabina Suey Banaclocha, sito en la calle de las Avellanas de nuestra Ciudad y trasladado posteriormente a Carlet de donde regresó el 9 de Abril de 1939.
Su antepenúltima salida fue en 1959 con motivo de la solemne conmemoración del XVII Centenario de su llegada a España, recorriendo triunfante las tierras de Aragón que durante siglos le había dado cobijo, recibiendo los honores de Capitán General. A su regreso, en la solemne procesión epilogal, fue portado el 7 de julio de dicho año en el Trono-Anda de Nuestra Hermandad.
En el verano de 1.994, visitó Huesca, Jaca y San Juan de la Peña, con motivo de un homenaje a Sancho Ramírez, segundo Rey de Aragón, que coincidió con el novecientos aniversario de la bendición, en Diciembre de 1.094, del Monasterio Románico fundado por él mismo, sobre lo que era la primitiva iglesia mozárabe.
Su ultima salida oficial, fue el 6 de abril de 1998, en la que visito los Poblados Marítimos de la Ciudad de Valencia, y en especial la Parroquia y feligresía de Cristo Redentor – San Rafael Arcángel, con motivo del 50 aniversario de la Hermandad del Santo Cáliz de la Cena, honor que esta Hermandad nunca podrá agradecer lo suficiente.